Los caballos son animales sociales que en libertad viven en manadas, lo que les proporciona protección frente a distintos peligros que puedan acecharlos. Dentro de la manada se establece una rígida jerarquía mediante el “quién mueve a quién”. El caballo que consigue hacer que otro se mueva es más dominante que el que se ha movido. Por ejemplo, a la hora de comer lo hará primero el más dominante ya que conseguirá apartar a los demás del alimento, después el segundo más dominante y así sucesivamente.
Las señales que hacen para establecer la jerarquía tienen cuatro fases de intensidad.
- Primero guiñan las orejas o mueven la cola, para avisar
- Si la primera señal no ha sido suficiente, estiran el cuello
- Después se lanzan hacia el otro individuo
- Y finalmente les muerden o tiran una patada
No es necesario que lleven a cabo las cuatro fases, una vez que la jerarquía está establecida simplemente basta con que guiñen las orejas o muevan la cola para avisar de quién manda.
Los caballos para deporte estabulados en hipicas o centros ecuestres suelen vivir en espacios reducidos y no se les permite socializar con otros semejantes. Es realmente importante que en la medida que se pueda se tenga a los caballos en un estado lo más natural posible. Y esto pasa por tener a los caballos sueltos, por lo menos unas horas al día. Ya que los caballos para estar sanos y equilibrados necesitar estar con su manada para poder relacionarse con otros individuos, caminar, revolcarse, rascarse y estirarse.
Si se quiere soltar un grupo de caballos juntos, se deben tener en cuenta algunas cosas. Es importante, por ejemplo, que los grupos sean lo más homogéneos posibles. Pueden establecerse según:
- La cantidad de pienso compuesto que necesiten comer
- Su tamaño, si son ponis o caballos
- Yeguas o caballos
- Si son machos más o menos dominantes
Por norma general los caballos enteros deberán estar separados del grupo para evitar peleas, salvo que se deseen cubriciones naturales.
Si el grupo se mantiene estable, sin muchos cambios, se establece la jerarquía y cada individuo sabe en qué puesto debe quedar para evitar accidentes.
Si se desea introducir un nuevo miembro en la manada, se debe prestar especial cuidado en cómo se hace, ya que la manada atacará al nuevo miembro hasta conseguir echarlo del grupo y solo lo readmitirá cuando consideren que merecen estar dentro. Por ello en espacios pequeños estos cambios pueden resultar en patadas y mordiscos al nuevo individuo.
En San Jorge más de la mitad de nuestros caballos y ponis para las clases de hipica viven sueltos en cercados todo el año y el resto pasa al menos 10 horas al día fuera de sus boxes. Esto les permite ser animales equilibrados, sanos y felices, lo que se traduce en un mayor grado de seguridad para nuestros alumnos.