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Hipoterapia: un tratamiento neurofisiológico

¿Como se lleva a cabo una sesión de hipoterapia?

Las sesiones de hipoterapia se deben realizar con un caballo físicamente sano que además posea una mente tranquila y sosegada. El animal debe tener un movimiento rítmico y estar correctamente entrenado para que trasmita este movimiento adecuadamente al jinete, según sus necesidades.

En esta terapia el caballo es guiado pie a tierra por una persona experimentada llevándolo del diestro o por medio de riendas largas.

En muchas ocasiones la técnica más recomendable para llevar el caballo es la de riendas largas, ya que ofrece ventajas como poder:

  • Llevar el caballo correctamente colocado y reunido
  • Comprobar en todo momento si el caballo va derecho o con buena incurvación
  • Vigilar que el jinete este bien sentado en todo momento
  • Facilitar que el terapeuta y ayudante, si lo hubiera, no pisen a la persona encargada de dirigir al caballo

¿En qué consiste el tratamiento?

El tratamiento se basa en que las piernas de la persona sean sustituidas por el caballo. Para ello, el jinete debe estar sentado sobre sus isquiones encima del punto de gravedad del caballo, apoyado preferiblemente sobre un sudadero con cinchuelo de una o dos asas.

De esta forma el caballo transmite sus movimientos tridimensionales directamente a la pelvis del jinete y por toda su columna vertebral hasta llegar a la cabeza, consiguiendo así estimular todos los sistemas corporales como si fuera caminando.

Esta actividad regula el tono muscular del cuerpo, activa sistemas viscerales como la digestión y estimula el equilibrio, la atención, las reacciones, los reflejos y la circulación sanguínea entre otros.

¿Qué efectos se pueden llegar a notar?

Al principio, la hipoterapia puede causar inseguridad en el jinete ya que éste debe pasar de estar sobre el suelo estable a subirse a un animal relativamente grande que se va a mover.  Aunque posteriormente es algo realmente acogedor, ya que el caballo transmite su calor al jinete, es suave, se puede notar su respiración y hasta los latidos del corazón.

Después de una sesión de 30 minutos a caballo lo habitual es notar cansancio físico, ya que se suelen dar unos 1000 pasos, se recorre algo menos de 1 kilometro. Este hecho para aquellas personas que no caminan o lo hacen con ayuda, es un ejercicio físico considerable.

Además el caballo influye positivamente en la relajación de la persona, incluso ayudando a favorecer el sueño. Y algunas personas llegan a notar mejoras en sus digestiones, en la respiración y hasta en su estado de humor.

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