Los caballos y ponis de los que dispone una escuela de equitación van a jugar un papel fundamental en cómo se desarrollen las clases que se imparten en el centro.
Por supuesto hay más factores que determinan cómo transcurren las clases cómo puede ser el profesor, los mismos alumnos e incluso las personas que observan la clase fuera de la pista. Pero hoy nos centraremos en ellos, los caballos y los ponis de clases.
En primer lugar creemos que es importante definir el concepto que tenemos en Escuela de Equitación San Jorge de “caballo de clase”, qué os podemos adelantar que no todo el mundo comparte con nosotros.
Para nosotros, y ojalá fuera para más gente así, un caballo o poni para clases es un animal que debe estar especialmente cuidado. No debe ser considerado menos que un caballo particular, ya que es probable que en muchos casos trabajen más que estos últimos. Deben ser caballos y ponis que estén bien domados, tranquilos y gocen de una excelente calidad de vida.
La calidad de vida de un caballo, bajo nuestro punto de vista, se basa fundamentalmente en su alimentación, su modo de vida: estabulado o en semi-libertad y las horas de trabajo.
Un caballo o poni para clases debe disfrutar de una buena alimentación. Lo ideal sería tenerlos pastando, pero cómo esto no es posible en muchos casos debido a nuestra posición geográfica, tenemos que intentar que su vida se asemeje lo más posible a ese estado, siempre dentro de nuestras posibilidades. Estos animales deberían comer durante todo el día pequeñas cantidades de forraje: paja o heno, y complementarlo con dos o tres piensos al día.
Se les debería permitir “ser caballos” teniéndolos sueltos en cercados, por lo menos parte del día, para que se puedan mover y revolcar, además de relacionarse y jugar con otros caballos. Tener los caballos en estado de semi-libertad ayuda a que estén más relajados, pero sobretodo a su equilibrio y estabilidad emocional, aspecto fundamental cuando van a tratar con alumnos que están aprendiendo.
Las horas de trabajo de cada caballo o poni se deberían adecuar a su edad, su estado físico y también el psicológico. No puede tratarse de animales explotados, que trabajen sin descanso clase tras clase durante todo el día.
Los caballos y ponis para clases deben verse sanos, un buen indicador de ello es un buen pelo, incluso brillante; no deben verse delgados, que se les puedan contar las costillas; y sobre todo deben verse contentos.
Desde San Jorge queremos promover que los propios clientes exijan a sus escuelas el correcto cuidado de los caballos y ponis para clases. Y nos gustaría estos “tips” puedan ayudar a aquellas personas, que se están comenzando en este mundo, a la hora de buscar un buen sitio dónde ir a montar.